La generacion amitocondriada
Catalizamos nuestra propia descomposición para generar la próxima especie inteligente
“Baby la vida es un ciclo y lo que no sirve yo no lo reciclo” — Bad Bunny
Si algo caracteriza la naturaleza son sus ciclos. El agua se evapora por acción del calor generado por la radiación solar sólo para ser retenida en la atmósfera en forma de nubes y luego condensar las gotas que van a dar a donde empezaron. Allí donde se descompone la madera, se alimenta el micelio, se pudre una fruta y abona una planta, ciclos de vida y muerte que aterran y fascinan.
Como dijo Albert Szent-Györgyi, premio Nobel y bioquímico: “Life is nothing but an electron looking for a place to rest.” Y es un fotón quien le motiva esta búsqueda, disparado desde el Sol para chocar con él en el cloroplasto de las plantas y reposar en forma de azúcar. El ciclo de Calvin. Al consumir estos frutos, nuestro metabolismo libera electrones generando movimiento celular en el ciclo de Krebs, permitiendo nuestras funciones vitales. Ciclos interminables de conversión de materia prima.
“No man ever steps in the same river twice, for it's not the same river and he's not the same man.” Dijo Herarclito. 500 millones de células epiteliales mueren a diario en la piel de una persona saludable. Esto para darle paso a una nueva célula creada con una receta quizá más adaptada al ambiente y así lograr que el organismo padre de estas células persista en el tiempo. Parece entonces que el sistema optimiza la subsistencia del todo más que de las partes.
Así como nuestras partes cambian, nacen, crecen y mueren, somos nosotros partes de un ecosistema donde cada uno de nosotros nace, crece y muere. Nada nuevo hasta aquí… pero la idea que les quería mostrar es la siguiente:
La descomposición de una fruta es un proceso complejo que involucra a diferentes microorganismos, como bacterias y hongos. Estos microorganismos descomponen los componentes orgánicos de la fruta, tales como los carbohidratos y las proteínas, utilizando enzimas y ácidos.
El proceso de descomposición comienza con la colonización de la fruta por microorganismos saprófitos, los cuales son los primeros en llegar a la fruta y comienzan a utilizar los azúcares y carbohidratos presentes en ella como fuente de energía. A medida que los carbohidratos se van agotando, los microorganismos comienzan a utilizar las proteínas y lípidos presentes en la fruta.
Una vez que los microorganismos han descompuesto los componentes orgánicos de la fruta, se liberan compuestos como dióxido de carbono, amoníaco y metano. Estos compuestos son utilizados por otros microorganismos como fuente de energía y nutrición.
Otros procesos son catalizados por enzimas como la lactasa.
Es una enzima que se encuentra en la mucosa intestinal de los mamíferos. Su función es descomponer la lactosa, un disacárido presente en la leche, en dos monosacáridos glucosa y galactosa. La lactasa hidroliza la lactosa mediante la adición de una molécula de agua, lo que rompe los enlaces entre los azúcares y permite su separación. Una vez que ha sido descompuesta, estos monosacáridos son absorbidos y transportados por la sangre hasta las células del cuerpo donde son utilizados como fuente de energía.
La glucosa y la galactosa son metabolizadas en las células mediante un proceso conocido como respiración celular. En este proceso, los azúcares son oxidados mediante la adición de oxígeno, lo que permite la liberación de energía en forma de ATP (adenosina trifosfato). El ATP es utilizado por las células para llevar a cabo diferentes procesos, como la contracción muscular, la síntesis de proteínas y la replicación del ADN. Este proceso al igual que la descomposicion de la fruta libera dioxido de carbono.
Hay que morir para vivir.
Como los procesos enzimáticos, como en una fermentación, como cuando se pudre un banano, el planeta también lo hace, tambien se transforma, también le da paso al siguiente nivel, algo más grande que el estado actual. En todo caso pareciera que somos los seres humanos el catalizador que acelera ese proceso de conversión, nosotros estamos encargados de podrir el planeta.
Pereciera esto una concepción negativa de la humanidad, pero los ciclos naturales son independientes de la moral. Lo bueno y lo malo no tiene sentido en esta línea de pensamientos. Es mala la bacteria que descompone a la fruta? Es mala la levadura que fermenta el azúcar y produce alcohol? Que el azúcar no tiene sentimientos dirá alguno pero que es sentir? percibir? lo pueda hacer una maquina? Si perecemos para dar vida a una maquina que siente y sera inmortal estaria bien entonces?
Dijimos que parece que la naturaleza quiere preservar al todo más que a las partes. Que una molécula es una parte que forma células, organos, organismos y estos conforman ecosistemas y encuentras formas de colaborar, presarse y así hacer que el ciclo mayor perdure. No es difícil pensar que el planeta entonces es otra parte y que descomponerse es natural y el catalizador en este caso la humanidad no es perversa al podrirlo si no al contrario parte clave diseñada especialmente por el proceso evolutivo para que con su conciencia, deseos y actuar lleven el planeta al siguiente nivel. Somos encargados de podrir el planeta y lo hacemos muy bien por que es inevitable y es el curso natural.
En este camino de utilizar los recursos naturales para satisfacer las necesidades del capitalismo consumista hemos desarrollado el poder de cómputo, las máquinas y la robótica. Todos ellos elementos que nos permiten cada vez hacer menos. En este camino estamos acabando los recursos que la vida misma necesita, pero acaso no puede haber vida sin aire? acaso no existe una vida diferente a la que conocemos?
Bajo el agua en las profundidades hay seres increíbles para nosotros que pueden vivir sin luz del sol y en condiciones en las cuales la vida que conocemos regularmente no podría prosperar.
La epítome del capitalismo y por ende de la humanidad misma es la robótica y la inteligencia artificial. Este es el resultado nuestro como enzima catalizadora, este es el verdadero resultado de nuestro actuar en el planeta y la robótica con su inteligencia artificial no necesitará los recursos tal y como los necesitamos nosotros. No respira aire un robot, no bebe agua y no necesita de macronutrientes disponibles en el entorno provenientes de el fotón disparado por el sol. Es fácil pensar en otras fuentes de energía para la siguiente especie dominante quien mantendrá nuestro conocimiento almacenado, es la información la que persiste inmortal como marcador de ese ser más grande que nos contiene y será fin de la mitocondria, quien ha viajado desde hace millones de años sólo para perecer y darle la bienvenida a la sociedad robótica: La generacion amitocondriada.